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Laura Quijano, abogada, filóloga, escritora, profesora de español por más de 17 años, comparte su conocimiento de la lengua española, sus reflexiones sobre el aprendizaje del español, sus experiencias, ideas, estudios de cultura y más en este blog dedicado a quienes están interesados en la lengua española.

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Monday, January 12, 2009

Lidiando con la gramática

Alguna vez, hace mucho tiempo, alguien dijo en una clase de español: "Yo hablaría perfectamente en español si no tuviera que estudiar gramática". Su frustración era evidente. Para esa persona la gramática era un dolor de cabeza, un obstáculo a su progreso, una valla insalvable. Lo peor de todo es que sus compañeros de clase estaban de acuerdo con él. Parece que existe la noción generalizada de que el estudio de la gramática es requisito absurdo para aprender a hablar o a escribir una lengua extranjera. "¿Para qué tengo que estudiar gramática si sólo quiero hablar español? ¡Cuando era niño aprendí mi propia lengua sin estudiar gramática!". Y con esta idea, muchos estudiantes de idiomas se resisten a la gramática porque piensan que su estudio es innecesario y, sobretodo, aburrido.

En realidad, creo que el origen de este rechazo es que en la escuela aprendíamos gramática de la manera más aburrida posible. Nos obligaban a repetir las conjugaciones de los verbos, o a aprender de memoria una lista interminable de reglas ortográficas, u otros ejercicios igualmente aburridos. Gramática era sinónimo de aburrimiento, mecanicismo, y tedio. Entonces, si queremos emprender una actividad divertida, como es hablar otro idioma, ¡no deseamos convertirlo en algo aburrido!


Y no tiene que ser aburrido. La gramática no es una bruja de dientes largos y risa rasposa. Es una descripción racional de las reglas de un idioma. Lo que tenemos que hacer es convertirla en nuestra aliada, no en nuestra enemiga. Hacer que nos ayude. ¿Cómo es eso posible?

Primero, relajarnos. No vamos a "lidiar" con la gramática. Vamos a utilizarla. No tengamos una actitud mental hostil hacia las reglas. Pensemos que son claves, ayudas rápidas, para nuestro progreso (lo que se conoce como "tips").

Segundo, ir paso a paso. Si estamos practicando nuestra escritura en pasado, nos aseguramos de escribir correctamente la conjugación de los verbos en el pasado, y de conectar las ideas con coherencia. Si tenemos alguna falla con una preposición o con un tiempo verbal diferente, no nos preocuparemos todavía. Lo anotaremos para después. Y por supuesto, no nos impedirá escribir nuestro texto o expresar nuestras ideas.

Tercero, identificar nuestras debilidades. En la gramática hay tópicos fáciles de entender y otros menos fáciles. Consideremos de especial atención los que nos dan más problemas. Pero no nos angustiemos por eso. Es normal que haya aspectos difíciles. Incluso los hablantes nativos de un idioma tienen problemas con aspectos difíciles de su lengua materna. Si no me creen, pregúntenle a cualquier hispanohablante si es fácil saber cuándo se escribe con "b" y cuándo con "v". ¡De muerte!

Cuarto, leer y disfrutar lo que se lee. Sí, así de simple. Muchas de las reglas de gramática se aprenden mejor cuando leemos algún texto interesante que cuando tratamos de estudiarlas de memoria. Leyendo algo que nos interesa -una noticia, un documento, un cuento, una novela, etc.-, las características del idioma se instalan en nuestro cerebro de forma natural. Nos acostumbramos al estilo y a la ortografía. Volviendo a mi ejemplo anterior, así es como nosotros los hispanohablantes aprendemos cuándo escribir con "b" y cuándo con "v".

En general, hagamos la paz y no la guerra con la gramática. No lidiemos con ella, usémosla. Y si pensamos que es aburrida, preguntémonos lo siguiente:

¿Cómo sería un idioma sin reglas y sin explicaciones? ¿Podrían existir las lenguas sin gramática?


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